Sindicatos: una de arena y otra de cal

A propósito de que mañana es el Día del Trabajo y que actualmente el sindicato más grande del país está de palitos cortados con los empleadores de su industria, hoy compartimos nuestros two cents sobre el tema.

A pesar de que históricamente la experiencia local con los sindicatos parece más uno de estos romances imposibles de novela mexicana, hoy disfrutamos de condiciones de trabajo dignas gracias a líderes legítimos como Marta Matamoros, quien luchó por establecer la licencia de maternidad en el primer Código de Trabajo de nuestro país, en 1945. Igualmente habrá quien argumente que las condiciones de trabajo competitivas son producto de la libre empresa para atraer mano de obra, pero eso no es lo que nos atañe aquí.

Primero: ¿Qué es un sindicato?

En términos sencillos, un sindicato es un grupo de trabajadores que se organiza para defender y promover sus intereses laborales y pueden agruparse ya sea por industria (trabajadores portuarios), por oficio específicos (pilotos) o por empresa (los trabajadores de Cosméticos Plastobon). Estos intereses incluyen, mas no se limitan a negociación de salario, horarios, condiciones de trabajo, beneficios, etc.

En el caso de Panamá, nuestro Código de Trabajo en su libro tercero “declara de interés público la constitución de sindicatos como medio para contribuir el sostenimiento y desarrollo económico y social del país, la cultura popular y la democracia panameña”. Así mismo, el derecho de sindicalizarse está protegido en nuestra constitución, la Declaración Internacional de Derechos Humanos y otros convenios internacionales de los que Panamá es partícipe. Incluso, la empresa privada a través de iniciativas como el Pacto Global de Naciones Unidas se ha comprometido a proteger los Derechos Humanos y Estándares Laborales, entre los cuales la libertad de sindicalización es angular.

“Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.”

Declaración Internacional de Derechos Humanos, Artículo 23, numeral 4

En nuestro país, la afiliación sindical, toma un carácter compulsorio, e incluso en otras industrias, teniéndose la existencia de un sindicato, a los trabajadores se les descuenta la cuota sindical aun sin pertenecer. En un taller de relaciones sindicales nos explicaron que todo trabajador, pertenezca o no al sindicato, se beneficia de los logros sindicales y no se le puede discriminar a la hora de aplicar los beneficios logrados y que el eximir a los trabajadores no afiliados del pago de la cuota sindical, debilitaría el sistema… por allá en el 2010 hubo una iniciativa para que a los empleadores se les eximiera de la responsabilidad de descontar el monto de la cuota sindical, dejando este pago a la buena voluntad de los trabajadores. Las protestas en contra de esta ley resultaron en muertos y pérdidas millonarias (sí, hablo de la Ley Chorizo).

En mi experiencia particular, he trabajado en dos empresas con sindicato y otra con sindicato en formación. En el caso de las empresas con sindicato, estas eran herencia tras la privatización del Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación, el cual hasta finales de los 90 llevaba todo el peso del sector eléctrico. Con la empresa con el sindicato en formación, se trataba de una empresa relativamente joven dentro de una industria ya con sindicatos conflictivos en existencia, por lo que la gerencia de esta empresa miraba este proceso con aprehensión.

La cuota sindical, dependiendo del sindicato, oscila entre el 1-2% del salario bruto del trabajador.

En un trabajo donde había sindicato me descontaban un monto fijo de $0.50 por quincena, y donde estoy ahora la cuota es del 1%. En ninguno de los dos casos estaba afiliada, porque mi profesión no estaba dentro del alcance del sindicato, sin embargo, sí percibí y percibo beneficios. Por ejemplo, donde estoy ahorita, tengo un porcentaje de descuento de mi cuenta de electricidad y el 24 de diciembre es libre a pesar de no ser un feriado nacional.

Ojo al dato:

De lo que nos descuentan de seguro educativo, el 2% de lo recaudado está comprometido para educación .

Según un artículo del ex viceministro de Trabajo Víctor Collado publicado en La Prensa, en julio de 2010, por casos en que exista una convención colectiva vigente, el trabajador no afiliado paga cuota al sindicato que realizó la negociación si la empresa decidiera concederle los beneficios pactados en dicha convención, lo cual honestamente no me parece tan grave.

En resumen, no son la divina pomada, pero tampoco son el cuco. Tal vez sin el reconocimiento de la libertad sindical y el poder de negociación colectiva aun seguiríamos con jornadas de trabajo de 16 horas como si nada y sin vacaciones.

 

2 comentarios sobre “Sindicatos: una de arena y otra de cal

  1. Por mi posición como Ing, nunca he estado activo en un sindicato.
    Dicho esto, estoy convencido de que sin excepción, son instituciones imprescindibles para garantizar el balance entre inversionistas / dueños de empresas y trabajadores.
    Yo diría que «es la manera mas inteligente de mantener el balance en la gestión pública y privada entre empresarios y trabajadotes».

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