Cuentas claras, amistades largas

Algo de lo que yo me cuido mucho es de prestar plata (tampoco presto libros, ni CD ni movies). Esta es una lección que me ha costado aprender ya que he caído repetidas veces… como esa vez que presté una plata y me pagaron la mitad y luego esa amistad se desapareció… o que compramos boletos usando una sola tarjeta (la mía) y alguien se hizo el chivo loco a la hora de reembolsar… En eso he descubierto que hay gente que simplemente no es tan confiable con el dinero. Habiendo aprendido esa lección, son contadas las amistades con las que me atrevo a llevar cuentas a medias o atreverme a prestarle.

En mi caso en particular, no solo soy malísima cobrando, sino que también tengo la expectativa de que mis amistades son gente adulta igual que yo y cada quien debe saber a quién le debe, por lo que no tendría que corretearle (ahí es donde me estrello).

Si me piden prestado… ¿qué hago?

Empezando, tienes que estar clara si en efecto estás en la posibilidad de hacerlo,  qué tan confiable piensas es esa amistad con compromisos de dinero, y qué tan dispuesta estás a tomar el riesgo.

Si estás en posibilidad de prestar, ya sea la totalidad de lo que te piden o una parte de eso, habla claro de que se trata de un préstamo, y dale fecha específica para el pago y las condiciones del préstamo (no caigas en la trampa del “págame cuando puedas”). Una forma asertiva de decirlo, “Puedo prestarte [cantidad], pero necesito tener este dinero de vuelta para [fecha]. Si me pagas de [XX] en [XX], puedes acabar para entonces”.

Otro enfoque que puedes tomar, en especial si se trata de alguien a quien nunca le has prestado o con quien no has pagado cosas a medias, y decides arriesgarte (porque sí, esto es un riesgo), hazlo con una cantidad con la que te sientas cómoda perder y míralo como como un regalo. Claro, no dejes de plantear condiciones, pero hazlo sin expectativas. Si te paga la plata, belleza. Sino, ya sabes que a esa persona no le puedes prestar.

Ahora, si ese amigo que te está pidiendo prestado es mala paga y lo sabes, no pienses que contigo será diferente. Aquí es cuando decir NO es útil. El tema aquí es que si sientes que esa relación se verá en tensión si tu respuesta es negativa (ya sea que no puedas o porque no quieras), es muy probable que esa amistad no sea tan genuina… así que cuidado en el futuro.

Independientemente de tu posibilidad de prestar el dinero, indaga si hay otras formas en que puedas ayudar que no sea prestando dinero. Puede que ambos se sorprendan de los recursos que puedan encontrar.

¿Y si soy yo la que pide prestado?

Paga. Así sea poco a poco. O si es una deuda vieja de la que ya ni te acordabas… Pero paga.

Al final el dinero viene y va, y uno dirá que no vale la pena perder una buena amistad a causa de dinero, pero la verdad es que no pagar deudas sí resquebraja la confianza y eso, amigos, es algo que jamás se puede recuperar.

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