En mi línea de trabajo me toca tratar con proveedores para distintos servicios como diseño gráfico, fotografía, impresiones, producción audiovisual, etc. Muchas veces esos servicios no son directamente para mí, sino para clientes internos, así que de cuando en cuando me toca lidiar con gente que lo quiere todo para ayer. Tomando eso en cuenta, algo que aprecio muchísimo es que si de verdad no puedes atender el requerimiento, me lo digas claro desde el principio y no que me digas que sí para ganarte la chamba (aunque me estés cobrando extra por el rush) y al final me quedes mal. Eso también me ayuda a darle expectativas realistas a mi cliente interno de que eso que está pidiendo no es esparcir polvito mágico y ya.
Hace tiempo me pasó que tenía que coordinar una sesión de fotos para un ejecutivo y por cosas de la vida, ninguno de los fotógrafos con los que usualmente trabajaba estaba disponible para la fecha que buscábamos. Después de preguntarle a medio mundo, alguien me comentó de su amiga fotógrafa y que hablaría con ella. Al rato esta persona me dice que efectivamente la chica me podía atender, pero en lo que confirmaba la cosa, uno de aquellos con los que usualmente trabajo tuvo una cancelación, así que nos fuimos con este viejo conocido.
Cuando le dije a la persona que me había recomendado a la fotógrafa que muchas gracias, pero que no iba a necesitar a su recomendada, este muy molesto me dijo que estaba muy mal lo que yo estaba haciendo ya que su amiga le había cancelado a otro cliente para atenderme.
Recuerdo que quedé en shock como por dos segundos y le dije que si ese era el caso, pena le debería dar a su amiga con el cliente a quien le canceló. O sea, si le canceló a alguien para atenderme a mi, así mismo me puede cancelar para atender a otro y eso de trabajar con un proveedor que en cualquier momento me podía dejar guindada como que no.
Pasa que cuando uno busca un servicio, no solo buscas el alivio de que te puedan cubrir el requerimiento, sino la confianza de que las cosas pueden salir en el tiempo y con la calidad de lo que estás pagando y esa confianza se traduce en que tus clientes te vayan a recomendar más adelante. Esto es algo particularmente valioso para aquellos que trabajan de forma independiente por servicios profesionales y no con la infraestructura de una agencia, por ejemplo.
Mi experiencia como cliente me ha enseñado cosas que algún día aplicaré cuando emprenda lo mío y son razones también por las cuales tengo buena relación con mis proveedores:
- No aceptes un trabajo que no estés seguro que vayas a poder atender.
- Si aceptaste un trabajo, haz lo que tengas que hacer para cumplir.
- Si surgen complicaciones en el camino, habla de frente con tu cliente de forma oportuna y ofrece alternativas. Si llega la fecha de entrega y no cumples, cualquier cosa que digas sonará a excusa.
- Jamás le canceles a un cliente para atender a otro.
- Ten un pool de colegas de confianza, que en caso de que te sea difícil atender a un cliente por compromisos previos, puedas ya sea subcontratarlo o recomendarlo a tu cliente.
Si emprender está en tu mira, recuerda siempre que, más que con el cliente, tu compromiso debe ser siempre con tu propia reputación.
Muy cierto Susana. Nuestro nombre (reputación) es de lo más valioso que tenemos. De modo que seamos honestos y si sabemos que no vamos a poder, digamos no; sin sentir culpa.
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