Algo que define a las generaciones más jóvenes es el deseo de trabajar en lugares que tengan valores con los que podamos identificarnos y entornos en los que podamos desarrollarnos como profesionales. Esto puede significar muchas cosas como que la empresa haga productos amigables con el ambiente, promueva equidad de género o que genere oportunidades para comunidades vulnerables.
Pasa también que, no satisfechos con las oportunidades presentes en el mercado, decidimos crear nuestras propias fuentes de oportunidades. Tomando en cuenta el tema de valores y de autogeneración de oportunidades, estamos viendo personas que van más allá y unen su deseo de contribuir con su entorno de forma tangible y cumplir con sus compromisos financieros (because life) a través de emprendimientos sociales.
Un emprendimiento, en el sentido tradicional de la palabra, es una iniciativa de negocio en la que una persona o grupo asume un riesgo económico o invierte recursos, ya sea financieros, intelectuales o materiales, con el fin de aprovechar una oportunidad que brinda el mercado. En el caso de los emprendimientos sociales, estos basan su modelo de negocio en la solución de una necesidad social, pero que, a diferencia de una organización sin fin de lucro, esta tiene que ser financieramente rentable por sí misma, así como cualquier otro negocio. En resumen, es montar un business, pero haciendo algo bueno por la sociedad.
Un ejemplo de un emprendimiento social puede ser abrir una guardería de bajo costo en un barrio de escasos recursos de forma que las mujeres puedan ir a trabajar sin preocuparse por quién le cuida los niños, ofrecer el servicio de recolección de basura en una zona donde el servicio sea deficiente, o establecer huertos comunitarios que permitan acceso a frutas y legumbres más frescas y baratas.
Si la idea de iniciar un emprendimiento social te parece atractiva y no sabes cómo empezar o qué factores de éxito debes propiciar, puedes contactar al Centro de Innovación de Ciudad del para integrarte a alguno de sus programas de promoción de ecosistemas de emprendedores como el de aceleración o mentores. Otra buena referencia son los criterios de los Cartier Awards, los cuales dan más de $100,000 en premios a emprendimientos comerciales liderados por mujeres que estén en sus primeros tres años de desarrollo basado en creatividad, sostenibilidad financiera e impacto social.
Actualmente en Panamá, no existen leyes específicas para la promoción de empresas sociales, sin embargo, sí hay leyes como la de incentivos forestales (No. 69, del 30 de octubre de 2017), la cual ofrece exoneraciones de impuestos y financiamiento directo a emprendimientos que cooperen con la recuperación de cobertura boscosa en nuestro país, o más fresquecita todavía, la de Basura Cero (No. 33 del 30 de mayo de 2018), que nos pueden dar ideas de cómo atacar estos problemas de una forma rentable.
La cosa es mirar alrededor para encontrar esas necesidades que el mercado no está satisfaciendo y hacerse cargo de una forma rentable. Quien sabe y tengas en tus manos el próximo Tesla o la solución para bajarle a la cuenta del super.