Uno de los factores más importantes para nuestra generación según los expertos es encontrar aquel balance entre tu vida personal y tu vida laboral; sin embargo, hoy creo que ese balance, más que un tema generacional, es algo que uno va buscando con el tiempo. Cuando inicié mi carrera profesional me dedicaba a la auditoria externa, y era super cool quedarse hasta la una o dos de la madrugada aplicando pruebas de control a diestra y siniestra para encontrar todas esas cosas que iban mal en la compañías, para luego regresar a las 8 a.m. y comenzar el ciclo una y otra vez. Yo me mantuve en este ritmo de trabajo por un buen par de años, y eso que ya no estaba en la firma de auditores; yo simplemente disfrutaba trabajar y trabajar (era la veinteañera más rara del planeta).
De hace un par de años para acá, es decir cuando comencé a rayar los treintas, el balance entre mi vida laboral y mi vida personal comenzó a ganar importancia dentro de mis demandas laborales. Y eso lo descubrí cuando trabajé en la terminal donde mi balance entre mi vida y mi trabajo era casi nulo (Susana no me deja mentir). No es por exagerar pero en muchas ocasiones tenía jornadas laborales de 14 horas diarias. Lo peor del cuento es que nunca era suficiente, y llegó a afectar mi salud física y mental. En ese momento me di cuenta que si seguía con ese tren, no iba a llegar a la jubilación, sino que iba a ir directo para el manicomio (de allí nace I’m out!).
Después de esa experiencia donde no tenía vida y no conocía el sol, me he puesto muy exigente entre las cosas que busco en un trabajo. Yo antes solo pedía un estacionamiento pagado, pero ahora me fijo mucho más en cosas como la hora de salida, si me van a aprobar las vacaciones, o si la joven de recursos humanos sabe el verdadero significado del balance entre la vida y el trabajo. Lo que me lleva a recordar el día que fui a una entrevista de trabajo y le hice esa pregunta a la reclutadora. Fue muy cómico por que su cara fue de “no se a que te refieres” para luego indicarme que las 10 p.m. era lo más temprano que iba a salir. Honestamente, una de mis preocupaciones más grandes es que no pueda llegar a la clase de Pilates de las 7:15 p.m. – si un trabajo no me permite eso, ya estamos mal (jajajaja).
Mi vida ha sido puro ensayo y error, y con el pasar de los años y las experiencias extrañas que me pasan he logrado obtener cierto conocimiento para evaluar este tema. Como ya es de costumbre les dejo un par de ideas para prevenir entrar en un lugar donde no exista un balance entre tu vida profesional y personal:
- Investiga entre tus conocidos sobre la empresa (si vienen con puros cuentos de terror, ya sabes que no es el lugar).
- Pregúntale a la reclutadora cual es la calidad de vida-trabajo en el lugar (y ruégale a Dios que sea sincera).
- Firmemente deja saber tus preferencias vacacionales durante el proceso de reclutamiento, no vaya a ser que pases cinco años sin tomar vacaciones.
- El origen de la empresa también juega un factor importante (no esperes trabajar en una compañía asiática y salir antes de las 10 p.m. del trabajo).
- Si ya tomaste el trabajo (ni modo, te equivocaste), párate de la silla cuando termine tu jornada laboral, siempre piensa que trabajo habrá todos los días.
Al final los estudios no se equivocan. Soy milenial y para mí el balance entre la vida y el trabajo es muy importante. Tener tiempo para ir a mi clase de Pilates, poder tener mi fin de semana libre y poder pedir mis vacaciones a “libre albedrío” son razones claves por las que yo me quedaría en un lugar de trabajo, fuera del crecimiento laboral y la remuneración (pero es harina de otro costal). Así que si durante una entrevista tienes la necesidad de salir corriendo (lo digo por experiencia propia), no pierdas más el tiempo, y le dices a la reclutadora que muchas gracias y que sientes que no eres un buen fit para la posición. Así evitas gastar en dermatólogos, sicólogos, oftalmólogos, y mantienes tu vida normal.
Me encanta leerlas y me siento super identificada con todo lo que mencionas! después de trabajar con workaholics que no se quitan la camiseta de la empresa, que bien se siente leerte y no sentirme como loca… saludos!
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