Hace poco nos sentamos con Velveth García, gerente de recursos humanos para una multinacional con sede en Panamá, con quien conversamos sobre cómo llevar una entrevista de trabajo exitosa.
Siempre queremos saber qué decir y cómo decirlo de forma que podamos avanzar en el proceso de selección y que nos ofrezcan esa plaza que nos interesa. Sin embargo, más que decirle a una persona qué hemos hecho en nuestros trabajos anteriores, una entrevista de trabajo es un proceso de exploración mutua en el cual también indagamos sobre la posición, responsabilidades, retos de esta y la compensación para saber si este posible movimiento conviene o no. Esto nos lleva a la idea de que una buena entrevista no siempre desenlaza en un cambio de trabajo.
Say whut?
«Uno va a una entrevista preparado; conociendo la empresa. Entendiendo cuales son las expectativas del lugar, leyendo sobre la empresa», nos dice Velveth. «Pregunta las metas del puesto, las expectativas, los retos que ven para el puesto, la cultura del lugar. Deben ser preguntas importantes para ti».
Evidentemente, si hay un proceso de reclutamiento abierto, es porque en la empresa necesitan a alguien con cualidades particulares para hacer o lograr algo, pero uno también quiere saber si el reto es interesante, si la empresa comulga con mis valores y si el cambio es conveniente tanto en términos financieros como de crecimiento profesional.
Sí, investigar a la empresa para saber si es un lugar donde queremos estar es tan importante como repasar nuestra hoja de vida para explicar de forma fluida nuestros logros y obstáculos en las distintas posiciones que hemos ocupado.
Si bien una buena hoja de vida puede mostrar tus atributos técnicos, los reclutadores y/o potenciales jefes buscan también detalles en la personalidad del candidato que indiquen si será buen fit en el rol y con el equipo con el cual deberá trabajar.
También es muy importante que hablemos con sinceridad sobre nuestras metas profesionales y personales, de forma que la conversación guíe a ambas partes a concluir si la posible relación laboral será beneficiosa, duradera o tendrá un final amistoso (nada es para siempre)… puede que sean todas, alguna o ninguna de las anteriores. Ya hemos compartido nuestras experiencias sobre qué ocurre cuando entramos a una posición que no es lo que parece.
Sonará rarísimo, pero que no te ofrezcan el trabajo, no quiere decir que haya sido una mala entrevista, ni que seas malo, ni tampoco que hubo un candidato más competente que tú.
Por maravilloso que sea uno como candidato, veces también le toca a un reclutador dejar pasar a alguien porque no puede ofrecerle lo que busca o hay necesidades particulares de la empresa para las cuales las circunstancias no se prestan. Tal vez el reclutador considere que estés listo para retos mayores que los que ofrece la posición para la que te están entrevistando, o tus planes para el futuro cercano indiquen que bajo esas circunstancias no sea rentable la inversión en inducción y curva de aprendizaje para los procesos de la empresa vs el tiempo que tus planes te permitirían permanecer en la empresa, o al contrario, como una vez me pasó, decidí no continuar con un proceso porque el puesto implicaba viajar constantemente y mi hijo estaba muy pequeño en ese entonces.
Al final, lo que importante es que si aceptas una oferta, lo hagas con la mayor información posible y consciente de cómo tus propias realidades pueden impactar tu carrera a largo plazo.